El amor no entiende de limitaciones. Es caprichoso como él solo, muy caprichoso. Él, se sabe superior, no rivaliza con los demás sentimientos porque se sabe único.
En una ocasión, sentado alrededor del una hoguera, con los demás sentimientos, (odio, duda, culpa y soledad) donde queman todas sus historias, empezaron a comparar sus vivencias, para ver quien era el mas fuerte de todos. Casos extremos salieron de aquella reunión.
Empezó el odio a hablar, carraspeo y dijo: "veréis amigos, yo claramente soy el sentimiento mas fuerte que hay, en una ocasión logré que una pareja que llevan siglos juntos, se separaran por capricho mío, nunca mas se supo de ellos". El odio es muy chulito, lo mismo saca pecho hasta de las desgracias que él no ha provocado.
Al momento contestó la culpa, expiró como con desgana, y dijo: "lo siento por ti odio, pero eso no es nada, lo mío si que es prueba de fortaleza, veréis, en una ocasión convencí a un niño que él había sido él que provocó el hundimiento de su familia". La culpa es capaz de creerse responsable de la inocencia más absoluta, y cualquiera se lo discute.
Al rato se escucha una carcajada, era la duda, no paraba de reírse. Después de la risa se hace el silencio y empieza a hablar: "lo siento por vosotros compañeros, pero eso es de principiantes, lo mío si que es fuerte, en una ocasión convencí a una madre de que su hijo recién parido no era suyo, y después de pensárselo, se deshizo de el... Jajaja, eso si que es fortaleza" la atronadora risa siguió escuchándose a lo largo de la historia. O no...
Alguien de entre la oscuridad levantó la mano, era la soledad. Con voz apagada muy diluida en la oscuridad comenzó a hablar "queridos amigos eso no es fortaleza es debilidad comparado con lo que yo hice, lo siento por vosotros pero lo que vais a oír es desolador. Yo en una ocasión acompañé durante años a una persona, hasta que desapareció, imaginaros toda una vida conmigo.." Casi todos los presentes tragaron saliva. Menos uno. Después de un tiempo prudencial, este empezó a hablar:
"Queridos amigos, tengo que daros la razón porque yo no quiero ser mas fuerte que vosotros, solo quiero llegar a cada uno de los corazones de las personas, para que sepan el verdadero sentido de la vida. Os voy a contar una historia. Una vez acompañé al mar en el momento mas bonito de la vida, parir a su hijo, pobre y desdichada no sabia como podía ser, y yo solo quería hacerle ver que fuese como fuese sería suyo, sacado de sus entrañas, y me contestó -ya pero nace de mi relación con el sol y nada bueno puede nacer de esto es que lo odio!!!- no digas eso el te quiere. Y le convencí. Desde ese momento aprendió a perdonarle y a convivir con él, desde hace tiempo son una sola estampa. En el momento del parto, ella dudaba que hacer, convencida de que el hijo no era suyo, era hermoso, una bola de energía limpia, brillante, radiaba por todos lados, el fuego es así te enamora desde que nace. Se culpó sin parar de que no podría criar a su hijo, pero le convencí que no podía hacerlo porque en ese momento lo mataría, es mala idea que el mar abracé al fuego. Le dije no te preocupes conmigo estará bien, te prometo que lo cuidaré. Vagó durante siglos, por todos los rincones del mundo, y como único compañero de viaje me llevaba a mi, los dos sumidos en la mas penosa soledad, pero él nunca llegó a entender el porque su madre renunció a su compañía. Se auto convenció de que todo esto lo había provocado él, pero llegó el momento, y se lo tuve que contar: llevamos años deambulando solos por este mundo de desdichas. Todo este tiempo he sido compresible contigo, paciente, siempre he querido tenerte cerca para que no tuvieses la sensación de verte sin nadie en este viaje. He llenado tu corazón de esperanza, y eso es lo que te ha mantenido con vida. Desde el momento que te vi nacer, le prometí a tu madre que no te dejaría solo, y así lo hice. He tenido que ver como a ella se le rompía el corazón, mil veces, y unir sus pedazos otras tantas. He tenido que ver como se echaba a llorar por perder a lo que mas necesita en esta vida, y ese eres tú. Ella no puede vivir sin ti, pero tienes que entender que no puede tenerte cerca, porque sus abrazos apagarían tu vida y con ella la suya.
Después de unos eternos minutos, él me contesta: acaso merece la pena vivir, soñando en que algún día la persona que mas necesitas, te va a acariciar con sus manos, que sí, me va a quitar la vida, pero me dará la felicidad eterna....
Os puedo prometer amigos que nunca había visto llorar al fuego, me abracé a él, un abrazo tan real, tan fresco, y en ese momento entendí lo fuerte que yo era. Le di la mano y le acompañé al horizonte, estaba preparado para conocer a su madre. Anduvimos durante siglos, y un día a lo lejos, escuchamos un llanto, sabía que era ella, nunca pudo superar la pérdida de su hijo. Nos acercamos ansiosos de verla, y ahí estaba. Al momento se reconocieron. Ella le dijo:
-hijo mío que haces aquí. El le contestó.
-mama que voy a hacer, te necesito.
-Pero hijo no te das cuenta...
-Mama no puedes castigarme mas sin tu amor.
-Pero hijo....
-Mama regálame una de tus caricias.
-Pero hijo mis manos te matarán.
-Mama, prefiero morir en tus entrañas que vivir sabiendo que no te tengo.
En ese momento las caricias, las lágrimas y los llantos se hicieron todo uno. El fuego lentamente desapareció."
El silencio se hizo en aquel concilio de sentimiento. Curiosamente la hoguera poco a poco, se apagó.